31 mar 2020

Volver a las bases

Las preguntas nos abruman en un contexto de exponencial incertidumbre.

¿Qué tal si hablando de valores encontramos algunas respuestas?

Durante los últimos años el cambio y la transformación han sido conceptos protagonistas en lo social, organizacional, grupal e individual.

En el marco social escuchamos, leímos y, hasta tal vez, vivimos cómo la 4ta revolución industrial influyó en nuestras vidas.
Desde la dimensión organizacional sonó y resonó VUCA, la transformación digital, la cultural junto a la introducción del mindset ágil como escenarios que invitaron a redefinir las formas de pensar, sentir y, por supuesto, actuar poniendo a las personas en el centro del negocio.
Por supuesto el cambio del mundo en general - que aclaramos siempre ha sido una constante sólo que en el último tiempo se aceleró - impactó en la manera de relacionarnos y vincularnos con otros, entre otros y a través de otros. Es decir, la conformación de grupos y equipos comenzó a darle prioridad a la inteligencia colectiva aplaudiendo la diversidad y heterogeneidad.
En el plano individual también hubieron modificaciones. No por nada el coaching, el mindfulness, la meditación, el yoga entre otras alternativas se convirtieron en opciones de exploración para muchas personas.

Todas las dimensiones convergen en un centro: LOS VALORES.

Entonces, qué tal si aprovechamos el momento que estamos viviendo, usamos el tiempo que ahorramos en el traslado (#quedateencasa), para explorar nuestros valores?

El modelo triaxial de valores fruto del estudio en más de 20 países e información recopilada por Simon Dolan concluye que todos los valores que existen se pueden agrupar en tres categorías.

Hacer click sobre cada imagen para zoom y descargar.

En una entre tantas conversaciones que suelo tener con colegas con Ana Laura nos preguntamos:

¿Será que los valores de las organizaciones y equipos han servido para responder, rápidamente al contexto? ¿Con mentalidad y sentir ágil, con mentalidad de crecimiento?
¿Será que de cara a una realidad futura, de corto y mediano plazo, esos valores seguirán aportando valor?
¿Será que las organizaciones y los equipos podrían darse lugar a pensar al respecto, con el objetivo de descubrir qué están aprendiendo del contexto?
¿Será que habrá valores para remodelar o bien oportunidad para cocrear otros?
¿Cómo podrían acercarse los equipos y organizaciones a ese espacio de reflexión colectiva?

Juntas concluimos que una alternativa para explorar esos espacios podría ser:

crear retros sobre valores y/o virtual meetings de valor.

¿Cómo nos imaginamos esto?

Sesiones cortas y concretas de hasta 30 minutos (acordate que #quedateencasa ahorra tiempo de traslado).
Frecuencia semanal, en vistas a tangibilizar la evolución emocional y comportamental colectiva.
Facilitadores rotativos para evitar sesgos y subjetividades.
Período sostenido o bien mantenerse hasta que el contexto se termine. Es discrecional. Dependerá del valor que esté aportando el encuentro. Es clave que quienes participen lo hagan con conciencia y a conciencia, que se cocree un espacio de transparencia, escucha y aceptación del otro y al otro. Que participar sea una elección por sobre una obligación.
Importante será definir el propósito de cada encuentro con claridad. Darle tiempo a la herramienta a que madure orgánicamente. Eso sí! Si no suma, que no reste tiempo. Evitemos el "síndrome virtualities". Además, ¡cuidado! el foco es construir por sobre lamentar.
Formato propuesto para incentivar la creatividad, para orientar (ver gráfico). Aunque se puede cocrear a modo open space virtual, también acotar a un grupo de voluntarios previo para después escalar o simplemente ser definido por el facilitador rotativo.